Con su bolso a un lado se acerc� a la caja y pidi� que le cobraran un saldo de $20. Luego, con mucha tranquilidad, esta se�ora parec�a que ya hab�a hecho su transacci�n bancaria, pero no. Ahora era que ella se iba a desahogar.
Por cosas de la vida, me toc� estar en primera fila para ver el espect�culo de un s�bado en la ma�ana en un banco de la localidad.
Aquella se�ora pod�a tener unos 60 a�os. Se acerc� a los cub�culos de atenci�n al cliente y pregunt� qui�n ten�a m�s a�os de experiencia. La que respondi� recibi� el paquete.
Esta usuaria salud� y dijo, adem�s de su nombre y n�mero de c�dula, que era jubilada del Banco Nacional. Recalc�: "yo tambi�n conozco de bancos". Y fue mencionando una artiller�a de estatutos y leyes que dej� mudo al personal de atenci�n al cliente.
La f�mina admiti� que hab�a un saldo, pero reclam� la forma de proceder del banco. Y les dijo que con ella se hab�an ganado una publicidad gratis, pero negativa, ya que a todos sus conocidos les dir�a que son el peor banco. �Plof! Hasta el seguridad hizo un gesto de 'tr�game tierra�.
Me llam� la atenci�n la cordura de esta se�ora. De ella no salieron palabras obscenas ni le falt� el respeto a nadie. Solo demostr� que conoce sus derechos, y que estaba en medio de una injusticia.
Confieso que me gust� ver este reclamo y me dije: "Ojal� todos seamos as� de elocuentes para expresar nuestras inconformidades". Ni con gritos ni rambuler�as se consiguen buenos frutos, hay otras maneras para vencer.