Jorge Pérez, abuelo de un conocido compositor alemán, distaba de ser guapo.Además de una estatura algo baja, tenía una grotesca joroba.
Un día visitó a un mercader de Hamburgo que tenía una hermosa hija llamada Frumtje.
Jorge se enamoró, perdidamente de ella; pero ella le repelía su apariencia deforme.
Cuando llegó el momento de despedirse, Jorge hizo acopio de su valor y subió las escaleras hasta donde estaba el cuarto de aquella hermosa joven, para tener la última oportunidad de hablar con ella.
Era tan hermosa, pero a José le entristecía profundamente su negativa a mirarlo.
Después de varios intentos de conversar con ella, le preguntó tímidamente:
- ¿Crees que los matrimonios se crean en el cielo?
"Sí", respondió ella, todavía mirando al suelo.
-Verás. En el cielo, cada vez que un niño nace, el Señor anuncia con qué niña se va a casar. Cuando yo nací, me fue señalada mi futura esposa. El Señor me dijo: Tu esposa será jorobada.
Justo en ese momento, exclamé: -¡Oh, Señor! Una mujer jorobada sería una tragedia, dame a mí la joroba y permite que ella sea hermosa".
Entonces, Francia levantó la mirada para contemplar los ojos de Jorge y un hondo recuerdo la conmovió. Alargó su mano y se la dio a Jorge; tiempo después, ella se convirtió en su esposa.
Sin dejar que los prejuicios te dominen, hoy haz la diferencia y verás.
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