
Lo primero que deben hacer los padres de familia es establecer una relación de padres e hijos, pues la comunicación es importante. Sus hijos no le van a contar todo lo que les sucede, pero es necesario que tengan la confianza de acercarse a ustedes para expresar cómo se sienten o darles a conocer algún problema que atraviesen.
Otras formas de contribuir con el manejo de la presión de grupo es respetando los límites establecidos, resaltando los valores aprendidos en el hogar, que haya un sentido de pertenencia primordialmente a su familia, apoye a sus hijos, celebre sus triunfos, no les dé la espalda ante los fracasos, bríndeles estabilidad emocional, enséñeles a tolerar las frustraciones que la vida les presente, conozca las amistades de sus hijos, promueva la integración familiar, conozca a sus hijos, interésese por ellos. Muchos adolescentes sienten que sus padres no los escuchan y que solo les dan órdenes.
Los padres deben tomarse el tiempo para hablar con ellos, conocer lo que les gusta y les disgusta, contribuir a que ellos mantengan una autoestima alta, enseñarle a tomar decisiones ante situaciones difíciles, a expresar sus opiniones, sentimientos, pensamientos, a establecer un criterio propio.
Préstele atención a sus hijos y a todas las situaciones que lo rodean.
Consumo de drogas
Las drogas, no solo se venden, consumen y promocionan en la comunidad; con el incremento de las pandillas en nuestro país, la venta ilícita va en aumento y el sector más productivo son los adolecentes, quienes por vivir nuevas experiencias, obtener dinero de forma rápida y ser reconocidos, acceden a las peticiones de los líderes de las pandillas.
Abuso del alcohol
Para algunos, ser los que mayor licor consumen, les respresenta popularidad y respeto.
Eso los lleva a seguir a líderes que buscan su autodestrucción.
Es la carga emocional la que los presiona a ceder, pues les gritan, se burlan de ellos, no los aceptan.
La pérdida de dignidad, pueden arrastrar consecuencias no deseables.