Si tiene sospechas, revise cambios como en el comportamiento en casa relacionado con consumo de droga como aumento o pérdida notable en su apetito, no cumple con sus responsabilidades y tareas, llega a casa después de las horas establecidas, comienza a ser abusivo con terceros, no quiere decir adónde va, miente sobre lo que hace, con quién y dónde.
Pasa mucho tiempo en su habitación y comienzan a desaparecerse cosas de valor o dinero en la casa.
En cuanto a la personalidad, revise si se han dado cambios bruscos, algunas veces está muy deprimido o muy irritable y agresivo, como preocupado o negativo. Se nota cansado o hiperactivo, ya no comparte sus problemas y evita el contacto con familiares para hablar sobre sus cosas, no se ve feliz como antes, comienza a mentir y cambia bruscamente de amistades, olvidando los grandes amigos que solía frecuentar.
En lo físico, pierde interés en su apariencia personal, parece descuidado, pierde o gana mucho peso, a veces huele a alcohol, a incienso o perfume excesivo para disimular el olor a la marihuana. No duerme ni come mucho, por lo que parece cansado y sin energía.
En lo social
Comienza a fugarse del colegio.
Empieza a tener malas calificaciones.
Hace amigos que usted no conoce.
Cuestiona la autoridad de sus profesores y sus padres.
Pierde Interés en actividades deportivas.
Recomendaciones
Procure un buen clima familiar, hable francamente con sus hijos, manifiésteles sus sentimientos de amor y hágales saber lo importante que son para usted; escúchelos y razone puntos de vista en los que no esté de acuerdo, pero mantenga siempre abierta la ventana de la confianza.
Demuéstreles que sabe pedir ayuda cuando lo necesita; proporcióneles toda la información posible acerca de la influencia y efectos de las drogas.
Predique con el ejemplo, si desea que sus hijos se mantengan al margen de las droga, evite consumir cualquier sustancia adictiva que ellos puedan imitar; incúqueles valores como la honestidad, el amor, la responsabilidad, el respeto y la comunicación.
Escuche a sus hijos, no discuta con ellos, hágales preguntas para obtener su opinión; muéstreles su amor de manera constante, confronte todo consumo de alcohol y de otras drogas, pero no hable con ellos acerca de ello cuando estén ebrios o drogados.
Lleve a su hijo intoxicado a la sala de urgencias del hospital más próximo. Prepárese para recibir excusas, promesas y amenazas; actúe más y hable menos. Recuerde que los jóvenes desean y necesitan más de los padres de lo que los padres desean y necesitan de sus hijos.
Recuerde siempre que la mejor arma contra la drogadicción es el amor; pero si piensa que el problema lo rebasa, busque ayuda profesional.
El mayor error es sobreproteger y rescatar a los hijos de las consecuencias de haber consumido drogas. No niegue el problema, no lo minimice, no utilice la culpa como chantaje, no soborne ni atemorice, no riña con su pareja, ni se echen mutuamente la culpa.
Qué hacer
Permanezca alerta
Reconocer el problema a tiempo es la clave para una intervención oportuna. Recuerde que aunque usted piense: “esto no nos sucederá a nosotros”, todo padre de familia puede llegar a tener un hijo que consuma drogas. Ningún padre está excento. Se trata de una enfermedad multifactorial.