Dios, la cárcel y el boxeo
Ricardo "Tito" Molina mantiene su fe en Dios de que algún día será campeón del mundo. (Foto: : Elisinio González G. / EPASA)

Elisinio González G. | DIAaDIA

Era el año 2000 y la fiebre del boxeo se había apoderado del área de Juan Díaz. Todos los jóvenes de ese sector querían calzarse los guantes y demostrar arriba del cuadrilátero sus dotes como boxeador. Como cosa curiosa de la vida, dentro de ese grupo de aprendices se encontraba el hoy prospecto nacional de las 115 libras, el popular Ricardo "Tito" Molina.

"A mí me gustaba mucho jugar béisbol en el estadio Tomás Muñoz. Mi posición era la de torpedero y lanzador; sin embargo, como yo era muy peleón, me interesó más el boxeo. En ese año había una cuadra de boxeadores aficionados que entrenaba el que fue campeón del mundo, Rafael Pedroza. Así inicié en el mundo del boxeo", comentó Molina, desde su residencia en Calle Tercera, Juan Díaz.

Rápidamente, las cualidades de Molina se hicieron notar. Después de más de 80 peleas como aficionado, decidió saltar al profesionalismo el 23 de marzo de 2002 en la ciudad de Penonomé, provincia de Coclé.

"Ese día empaté con el chiricano Javier Tello. Recuerdo que el combate fue en 108 libras", comentó.

Siete meses después de su debut, Molina regresó a los ensogados en Santiago de Veraguas, para vencer por decisión dividida a Anselmo "Chemito" Moreno.

Fue un momento inolvidable... ese sabor dulce de la primera victoria como profesional; sin embargo, ese pasaje fue efímero para "Tito", porque lo que le deparaba el futuro era sufrimiento en su máxima expresión.

ACCIDENTE DE LA VIDA

Con 19 años cumplidos, Molina sufre su primer traspié, no en el boxeo, sino en la vida, cuando es arrestado por robo a mano armada.

"Fue un momento de locura que cometí con varios amigos. Me agarraron en los hechos y me mandaron para la cárcel La Joya. Cumplí en total 11 meses en la prisión", expresó Molina, quien agregó que "gracias al periodista Daniel Alonso y a la Comisión de Boxeo Profesional de Panamá (COMIBOX) fue que me perdonaron todos los años que tenía que pagar. Ellos mandaron una carta cuando me estaban enjuiciando".

Un silencio se apoderó de Molina y sus ojos se levantaron hacia el cielo, como buscando fuerzas para poder seguir, recordando aquellos momentos trágicos del pasado.

"La cárcel no es relajo. En esa vida hay muchos problemas y siempre sobrevive el más fuerte. Recuerdo que todos los días le pedía a Dios que me diera una segunda oportunidad", enfatizó.

LECCION DORADA

Los pasajes tristes volvían a la memoria de Molina.

"Recuerdo que cuando estaba en la cárcel, yo veía que todo el grupo que comenzó conmigo, como Ricardo Córdoba y Roberto Vásquez, iban escalando en gran forma. Yo me emocionaba y eso me dio fuerzas para no perder las esperanzas", acotó.

¡Y así sucedió! El 20 de marzo de 2004 las oraciones de Molina fueron escuchadas. Ese día fue el momento más especial de su vida, cuando regresó nuevamente a los cuadriláteros en la provincia de Colón.

"Te aseguro que más nunca voy a pisar una cárcel. He cambiado no del todo mi vida, pero ahora trato de evitar todos los problemas que están a mi alrededor. Mi vida está dedicada a Dios y al boxeo", declaró.

TRISTE PASAJE

"El momento más difícil de mi vida fue cuando arrestaron a mi madre tres días antes que yo cumpliera 14 años de edad. Hoy, ella todavía está presa, condenada a 15 años de prisión", dijo Molina.

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