Ayer recordaba la primera vez que vi televisi�n. S�, ya era una ni�a como de cuatro a�os cuando una prima compr� un televisor. Fue uno de los primeros en llegar al barrio de San Mateo, en David.
Muchas personas se dieron cita en su casa para ver una cartilla de boxeo.
Eran los tiempos en que esa caja "m�gica" no era necesaria en el hogar. En mi casa tuvimos una mucho despu�s de que nos mud�ramos a vivir a Penonom�, en 1968.
Recuerdo haber visto, en blanco y negro por supuesto, cuando el hombre lleg� a la Luna. Aun as�, la televisi�n segu�a siendo un accesorio m�s.
La muchachada se reun�a a jugar en las noches, despu�s de hacer las tareas del hogar y de la escuela.
No nos dejaban ver novelas, y ni falta que nos hac�a. Echar cuentos de miedo, jugar monopolio, la lleva o a las escondidas era la manera de pasar el rato con los amigos. Yo, antes de acostarme, le�a y lo sigo haciendo. Nada de tv.
Pero hoy d�a, pasar una noche sin televisi�n es como sobrevivir sin comida en una isla desierta durante una semana. Ya los chicos no hacen ejercicio. Cuando desayunan, almuerzan o cenan, lo hacen en su cuarto, frente al televisor.
No hay sobremesa y la familia no conversa.
En las noches cada quien est� en su cuarto, frente a la dichosa caja, ajeno a lo que sienten los dem�s. Estamos enajenados y eso no parece preocuparnos. Para colmo, lleg� otra caja a la casa: la computadora. Si seguimos as�, pronto los chicos recibir�n las clases a trav�s de esas cajas mientras se convierten en seres obesos, y obsesos de la tecnolog�a. �Dios nos coja confesados!