Vamos a los Juegos Olímpicos de Londres. No importa cómo, pero vamos.
El deporte panameño está sumido en la mediocridad y solo basta con echarle un vistazo a la delegación nacional para darnos cuenta de esta realidad: de siete atletas, cinco van por la vía invitacional.
¿La culpa es del atleta? Claro que no. La culpa es de unas dirigencias resquebrajadas, más preocupadas por subirse en el avión que por buscar los recursos que les permitan sacar a sus disciplinas del atolladero.
Nuestros atletas van a Londres 2012, claro que sí. Lo triste de todo esto es que hay dirigentes dándose golpes de pecho, sin ningún ápice de vergüenza, porque un atleta suyo recibe una “invitación”, lo que traducido en un lenguaje franco y honesto quiere decir que el “beneficiado” no pudo cumplir, en primera instancia, con los parámetros y marcas exigidas o de clasificación directa. Solo Saladino y Edward lo hicieron.
Dirigentes celebrando que han recibido “invitaciones”. ¡Por favor! Sin duda esta es la señal más clara de que ya se han acostumbrado a la mediocridad.