"Me siento desamparada, enferma y muy triste en la soledad. Mis familiares me han abandonado", así exclamó entre lágrimas la señora Edith Xiomara Hernández, de 47 años, quien le pide a su única hija que regrese a su lado para enfrentar juntas la crítica situación económica que les embarga.
"Resido en Burunga sola. Mi sueño anhelado es que mi hija vuelva conmigo, me atienda, porque ya no tengo la fortaleza. Desde mi infancia padezco de ataque epiléptico, la epilepsia me ataca muy fuerte, quedo convulsionando; recibo golpes severos en la cabeza y rostro cuando me desplomo por la enfermedad", relató en su triste testimonio.
|