Experimenta el dolor y la angustia, ante el padecimiento de una insuficiencia renal.
Jaime González Agrazal tiene 12 años, y hace dos años que su vida depende de un aparato de diálisis peritoneal, aunque confesó con tristeza que se aburre esas cinco horas conectado a ese aparato a diario.
Jaimito vive en Puerto El Gago de Penonomé, una comunidad en donde las estadísticas indican la muerte de más de 30 personas por insuficiencia renal, sin que se determine aún las causas de la muerte. Lo que sí aseguran los que allí viven, es que esto se debe al uso indiscriminado de agroquímicos por los sembradíos de arroz.
Actualmente, este pequeño vive más en un cuarto del Hospital Aquilino Tejeira que en el de su casa. Él ya cuenta con la máquina para realizarse la diálisis peritoneal, pero afronta otro problema junto a su familia: el cuarto debe estar acondicionado con baño adentro, una cama y hasta una televisión para que no se aburra, pues son cinco horas diarias conectado a la máquina.
CAPACITACION
Su madre Yessenia Agrazal Vázquez, ya maneja a la perfección el equipo que le da vida a este niño. Se le capacitó para que el niño no viajara a Panamá a diario.
Sin embargo, debe continuar viajando a Penonomé hasta que alguien le ayude a reconstruir su cuatro de quincha por uno acondicionado para su pequeño Jaimito.
SUPERACION ESCOLAR
A pesar de las adversidades y su enfermedad, Jaimito asegura sentirse bien, porque ahora está más cerca de su familia, aunque viaja todos los días a Penonomé. Pero confesó estar un poco triste, ya que no puede acudir a la escuela por su enfermedad y pide al Ministerio de Educación que le acondicione un programa para poder seguir estudiando.
"Estoy aburrido aquí. Sé que es para mi bien, pero necesito entretenerme en algo; si alguien me regalara un televisión para ver cómicas y noticias, sería maravilloso. Yo necesito ayuda y mi familia no tiene recursos", expresó Jaimito, mientras recibía su tratamiento peritoneal.
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