¿Te das cuenta de que la vida es como el mar? Hay días que son azules y tranquilos, con las aguas acogedoras, deliciosas; otros son nublados, con grandes tempestades. Aunque cuando parece que el océano te va a devorar, nace un nuevo día lleno de sol y calor.
Navegamos en medio de este océano. Somos lanchitas pequeñas, pero grandiosas. Cada lancha tiene su timón.
En ti está el tomar hoy mismo el timón de tu vida.
Sabes, por la gracia de Dios, el rumbo que deseas seguir. Sabes que para llegar a tu meta tendrás que atravesar -como todos- grandes tormentas de todo tipo: pasionales, depresivas, morales, económicas. Sin embargo, tienes el timón en tus manos. Como todo marinero, debes saber manejar el timón.
En el orden material, cuando tenemos un tremendo dolor de cabeza, nos provoca tristeza, depresión, etc. Nuestro barquito empieza a ladearse por un simple dolor.
Tomamos un medicamento y enderezamos el barco, volvemos a sentir la salud normal que nos lleva a equilibrarnos en lo físico.
Diariamente, tenemos que ir gobernando el timón; debemos tomar determinaciones, decisiones para enderezar nuestra vida.
En el orden moral, nos topamos con amistades que nos arrastran a cosas no convenientes de diferentes tipos: conversaciones que dañan nuestra mente tranquila, ideas negativas para nuestro vivir.
Hay que tomar el timón de nuestra nave y no dejar que nos aparten del rumbo trazado, del equilibrio moral y espiritual.
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