Y el sueño se hizo realidad... La Roja se ha ganado un hueco en el Olimpo del fútbol gracias a un gol de Iniesta.
Madrid, España. No importa la región, el sitio, el momento, las diferencias, ni nada más, solo la alegría del Mundial, de la Copa, del Título, España era toda la alegría del Mundo... Una nación que no tiene letra en su himno, y en la cual usar la bandera no era tan bien visto.
Pero ayer sí lo fue, banderas por todas partes, cantos... lágrimas de felicidad, eran millones en la calle, vestidos de rojo... era una locura desatada por una selección que probó la amargura del dolor decenas de veces, pero ayer alcanzó el Olimpo de los dioses.
Antes del partido, la Gran Vía parecía un desierto, luego del mismo fue un sambódromo. Las calles aledañas a Sol y las que dan por todo el Paseo de la Castellana, Rocoletos y la Plaza Colón eran un hervir de gente. De almas vestidas de rojo. Colores sueltos...
Los comercios habían cerrado temprano. Nadie quería comprar. Solo pintarse la cara de rojo. Sonrisas de niñas lindas. Y corazones a mil latidos. Los cientos de miles de madrileños, como los millones en todo el país, sufrieron, tenían los nervios de punta.
Durante el partido, los insultos al árbitro y al juego peligroso de Holanda hicieron que el vocabulario de Cervantes se hiciera de Dante. "Esto no lo puedo creer. Quiero a este país, lo amo", decía Laura entre tantos miles más, era la emoción del título del sueño alcanzado... señoras y señores, el Mundo se rinde al Rey. Y nuevamente los gritos en la ciudad. ¡Que viva España!