Los ríos y quebradas se contaminan cada vez que vertimos el aceite usado por las cañerías. (Foto: Ilustrativa)
Odalis Orozco
| DIAaDIA
Para el ciudadano común es completamente normal botar el aceite de cocina por la tubería del lavaplatos, ignorando que contribuye a contaminar valiosas fuentes de agua, donde habitan especies de animales y plantas.
Resulta paradójico que después de concluir un rito tan humano como preparar los alimentos que vamos a ingerir, se termina tirando este desecho por un ducto que lo más probable es que desemboque en un río o quebrada. Basta imaginar la dimensión que adquiere en áreas densamente pobladas.
Según la Agencia para la Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), un galón de aceite puede contaminar un millón de galones de agua fresca y volverla inservible para el consumo humano. Cifra impresionante si se toma en cuenta que esta cantidad de agua podría satisfacer el consumo de cincuenta personas durante un año.
El ambientalista Mario Lozano considera que deben existir lugares públicos de acopio, en los cuales los ciudadanos puedan llevar esta sustancia, porque además de reciclar, se disminuye la materia contaminante que a través de los alcantarillados llega a los ríos y costas del país.