El maestro Fermín anhela que sus alumnos tengan agua potable. (Foto: : ROBERTO BARRIOS)
Yanelis Domínguez
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Trabajan el doble. Maricruz Rivas es una trabajadora manual de la Escuela Martin Luther King, desde hace seis años. Para ella, esta labor de limpieza es muy difícil, pues la falta de agua la obliga a caminar por la comunidad buscando agua en tanques para cumplir con el aseo.
Lamentó que a veces los personas no quieren abrirles la puerta para que ellos llenen los tanques. Pese a este esfuerzo, hay padres de familia que los culpan de que los baños están sucios y no valoran el trabajo que hacen. Hay ocasiones en que hasta dolor de cintura les da por estar tratando de abastecer el plantel.
Estos empleados admiten que buscar agua en la comunidad no es su responsabilidad, pero lo hacen pensando en la salud de los niños.
DOCENTES SE HACEN SENTIR
Los educadores también tienen qué decir sobre este problema. El maestro Fermín Garibaldi tiene 10 años de laborar en la escuela Martin Luther King y recordó que desde hace dos años, esta escuela se abastece a través de carros cisterna. A su criterio, eso no es sano, por lo que aconseja a sus estudiantes que traigan agua de sus casas y hasta él ha tomado la decisión de no beber agua del plantel, pues emana del tanque de reserva.
De acuerdo con el maestro Fermín, muchos de sus alumnos pierden clases, la razón es simple, pero preocupante: los estudiantes no han podido lavar sus uniformes, o sus madres no pueden hacer desayuno por la falta del vital líquido. En otros casos, no pueden asearse para asistir a la escuela. Toda esta situación preocupa a la comunidad educativa.