Aunque su olor no es agradable, todos sabemos que el ajo tiene muchas propiedades. Para pelarlos fácilmente, eche los dientes de ajo en agua hirviendo y sáquelos a los pocos segundos. Si son para algún guiso, no importa que se estropeen, aplástelos ligeramente con un cuchillo plano hasta que se rompa la piel. Para conservarlos, introdúzcalos en un recipiente con aceite. Se conservan bien y el aceite tendrá un sabor delicioso.