Ya no existe. Desde la tarde del martes, tiraron abajo la famosa casa embrujada, donde supuestamente habitaba el espíritu de una doncella, cuyo sueño era casarse, pero quedó solterona.
Cientos de panameños aseguran haber escuchado ruidos extraños y cadenas arrastrarse, dentro de esta mítica residencia, cuyo misterio sin duda durará muchos años más.
La mañana de ayer, sólo se podían apreciar los escombros. Sin embargo, en medio de ellos aún había algo de valor por descubrir: ¡Hierro!
Sí, decenas de barras de hierro sobresalían del macizo y viejo concreto de la casa. Aprovechando esta oportunidad y olvidando las horribles historias, un hombre y su pequeño hijo, armados únicamente con una segueta, se dedicaron a cortar las barras de hierro para luego venderlas.
La destrucción de esta vieja edificación se da, para la ampliación a cuatro carriles de la carretera Arraiján-La Chorrera, cuyo tramo abarca 23.2 kms. de carretera ampliada, con drenajes, puentes sobre ríos, pasos vehiculares y pasos peatonales, según explicó el Ministro de Obras Públicas, Benjamín Colamarco, a un costo de B/. 60 millones.
Al preguntarle al Ministro si se haría algún tipo de señalización en la carretera del lugar, donde estuvo la casa embrujada, nos respondió que aunque no se había contemplado, "sería una buena idea poner: aquí estuvo la casa embrujada, cuidado con los fantasmas, vaya despacio".
SIN HOGAR
Los fantasmas de Panamá se han convertido en precaristas. Tiraron abajo la casa embrujada.
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