Policías filipinos usan chorros de agua para dispersar a los manifestantes concentrados, para exigir la salida de las tropas filipinas en Irak. El gobierno de Filipinas se comprometió a retirar su contingente humanitario de Irak, tan pronto como pudiera, en un acto a la desesperada para salvar la vida del conductor de camiones filipino Ángel De la Cruz, rehén de militantes islámicos iraquíes que han amenazado con ejecutarle.
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