HISTORIA
El arte de vivir

Redacción | DIAaDIA

Ese día estaba especialmente triste, pues se había muerto mi gato. Era un animalito sagaz y muy fiel, quien siempre me recibía con caricias cuando volvía de la escuela.

Mi madre me supo triste, y acariciando mi cabello me dijo que no sufriera tanto y que hiciera un esfuerzo por recordar la virtud que tenía mi mascota: él nunca estaba derrotado, siempre, a pesar de las peleas callejeras y el hambre, supo salir adelante de un salto.

Así entendí que la felicidad y la tristeza son una cuestión de actitud y no un sentimiento aislado del diario vivir de cada cual.

La felicidad es como una mariposa que, cuando se le persigue, siempre está fuera de nuestro alcance; pero que, si te sientas en silencio, puede posarse en ti.

No depende de lo que pasa a nuestro alrededor, si no de lo que pasa dentro de nosotros.

Se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a los problemas de la vida. Es un asunto de valentía: es tan fácil sentirse deprimido y desesperado.

Es un estado de ánimo: no somos felices en tanto no decidamos serlo.

No consiste en hacer siempre lo que queramos, sino en querer todo lo que hagamos.

Consiste en poner nuestros corazones en nuestro trabajo y de hacerlo con alegría y entusiasmo.

No tiene recetas: cada quien cocina con el sazón de su propia meditación.

No es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida.

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