"No te vayas, llévame contigo". Así decía Jenny cuando llegué a la calle del Mercadito de Calidonia, en busca de quién o qué obstaculizaba el tráfico vehicular en el área.
Al principio, pensábamos que era un atropello, pero la sorpresa fue otra cuando nos encontramos a una mujer apostada en media calle. Se trataba de Jenny, una joven de unos 30 años que sufre de retardo mental y a quien le falta una de sus piernas.
Jenny estaba sólo con un trapo que apenas le tapaba la parte inferior, dejándole sus senos al desnudo. Sus ojos reflejaban dolor y desesperación y las palabras de dos policías, que trataban de convencerla para que se moviera hacia la acera, eran mudas para sus oídos.
Los vecinos del lugar le decían: "Jenny, quítate de ahí". Ella no hacía caso y las bocinas de los buses no la asustaban en lo absoluto, simplemente los ignoraba, como si no fueran parte de su mundo.
En uno de los intentos de los dos oficiales para moverla, Jenny reaccionó violentamente, golpeando a los uniformados e, incluso, se arrastraba de un lado a otro como un animal salvaje, provocando que los vehículos frenaran para evitar atropellarla.
La paciencia de los policías se acabó y la agarraron de los brazos para moverla hacia la acera. Estando ahí, ella trataba de soltarse de los policías, pero las vecinas del lugar la convencieron para que se bañara.
Su rostro cambió cuando le refrescaron su frágil cuerpo, con un balde de agua fría. "¡Qué rico!", decía la joven, mientras se bañaba en un pasillo de la barraca. Ahí, Jenny contó que ella deseaba que la atropellaran, porque su familia no la quería.
TRISTE HISTORIA
Un policía que veía sin asombro el cuadro, nos contó que conoce a Jenny desde jovencita, ya que siempre andaba por las calles. Además, dijo que fue en uno de estos arranques que ella perdió la pierna, al tirársele a un bus que no pudo esquivarla. Ahora se arrastra para andar. También fue violada en las calles. Producto de esto, tuvo un bebé, que está al cuidado de sus familiares. En su mundo no hay espacio para nada, sólo para la desesperación.
NO LA QUIEREN
"Su familia no quiere hacerse cargo de Jenny", dijo el director de Vigilancia Municipal, Luis Carlos Rudas.
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