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Inspiraciones que calan en el alma
Don Enrique conquistó a su actual pareja con uno de sus poemas. (Foto: Nicanor Alvarado / EPASA)

Nicanor Alvarado | DIAaDIA

Lo conocimos en la tarde de un jueves lluvioso, en la nueva Cinta Costera.

Se acercó a nosotros, y nos preguntó si el lugar en donde estaba era aquel que tanto había visto por la televisión y diarios, y que aún no había visitado.

Luego, al ver a un caballero y dos damas conversar, se aproximó a ellos. Al primero le preguntó si ya le había dicho a las damas lo bellas que eran. A ellas les dedicó unas palabras: "Me bastó verla y conocerla esta tarde por vez primera, para quererla toda la vida. Mi amor, jamás se lo dijera si no fuera verdad indiscutida... Mi amor, me basta saber que hayas comprendido mi fiel adoración... Mi amor, te amo con delirio y con locura, y jamás te lo dijera si no fuera una verdad indiscutida..."

En ese momento, los tres jóvenes quedaron sorprendidos por la forma en que el señor les había hablado, pero ninguno se imaginaba que aquel señor de más de 60 años, de nombre Enrique Orellana era todo un experto en la poesía.

TODA SU VIDA ESCRIBIENDO

Orellana, quien es coclesano de nacimiento, llegó a la ciudad de Panamá a los 10 años, con el mismo objetivo que muchos otros interioranos: En busca de un mejor futuro.

Residiendo en Panamá fue donde comenzó su pasión por escribir poemas. "Desde aproximadamente los 13 o 14 años empecé a escribirlos, y desde ese entonces siempre me ha gustado", afirmó el poeta.

Escritores como Pablo Neruda y José Ángel Buesa fueron su inspiración.

SUS ESCRITOS

Sin conocer la cantidad exacta de obras que de su inspiración han salido, el señor Enrique nos permitió escuchar una de ellas, tal vez su preferidas: "Dos Amores", que resalta las diferencias entre el amor materno y el de pareja.

"Iba partir y llorando a mi lado a dos mujeres vi, a las cuales yo hube entregado mi amor con loco frenesí. Al darle yo el adiós triste y postrero, la una no me dijo nada, pero vi en sus ojos su llanto queriéndome ocultar; mas esa no me dijo nada la primera vez que me despedí, mas la otra abrazándome y jurándome me dijo 'olvidarte no puedo'... Dos largos años pasaron, y cuando a mi hogar regresé, una sola mujer salió a mi encuentro, por las dos que yo dejé... Al preguntar por la otra, supe que un hombre alzare su frente... ¿Sabe quién salió a mi encuentro, amigo mío? La que por evitar que yo llorará y sufriera su llanto me ocultó.... Fue ella, mi madre querida y amada, la que salió a mi encuentro... Fue ella la que nunca me olvidó".

La obra tiene derechos de autor.

"UN NIñO QUE LEE SERA COMO UN ADULTO QUE PIENSA".

Enrique Orellana





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