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Un examen a tiempo puede cambiar todo
La familia Bustamante está pasando por momentos difíciles. Sus hijos padecen de una enfermedad crónica y deben luchar contra las adversidades. (Foto: AGUSTÍN JOSÉ HERRERA / EPASA)

Viola Guevara Gallimore | DIAaDIA

Vielka y Humberto son una pareja con más de 12 años juntos. Siempre soñaron con tener hijos sanos y crear una familia, pero nunca pensaron que el destino fuera otro, ya que los dos son portadores de la anemia falciforme, situación de la que ninguno tenía conocimiento porque nunca se hicieron los exámenes. No fue hasta que uno de sus cinco hijos se enfermó, cuando se percataron de la condición que envuelve a toda la familia.

Luis Humberto, de 10 años, es el primer hijo de la pareja y fue a sus cuatro años que se le presentaron los síntomas de fiebre, dolor de cabeza y vómito. En el hospital le dictaminaron la anemia. Ángel es el segundo hijo, tiene seis años y es portador; es decir, tiene la enfermedad, pero no se le ha desarrollado. En la misma situación está Edwin, de cuatro años, a diferencia del pequeño Fabián, de dos, que también es anémico.

Mileidis Del Carmen es la más pequeña de los cinco, con tan solo un par de meses de nacida. De ella todavía no se sabe si tiene el mal, porque hay que esperar hasta los nueve meses para hacer la prueba.

Cuando se conoció a la familia, sus integrantes esperaban en el piso tres de la Sala de Hematología del Hospital del Niño. Al conocer a Luis y a Fabián (los dos niños falcémicos), fue notable su condición. Luis Humberto se ve pequeño para su edad, y su contextura es delgada y débil. Sus ojos son saltones y su rostro refleja cierta palidez.

Fabián tomaba su mamadera en brazos de su padre, del que no se despegó durante toda la entrevista, y Edwin jugaba con su hermano mayor. Mientras, la madre sostenía en brazos a la recién nacida. Ellos viajaron en un bus desde la barriada Rubén Darío Paredes, en Tocumen, con el pasaje exacto.

En el rostro de los padres era notable la preocupación, ya que, además de esta condición, la humilde familia lucha contra la pobreza. El único que labora es el padre, como celador en un edificio en Parque Lefevre, donde sólo gana B

150.00 por quincena. Anteriormente, laboraba en la construcción, en la que ganaba más, pero tuvo un accidente hace dos años y el doctor le recomendó no volver a esta faena. El dinero sólo alcanza para la comida y la escuela de los niños, que a la fecha todavía no tienen todos sus libros. Ahora los padres se preguntan ¿cómo harán para lidiar con el padecimiento crónico de sus pequeños, pues saben que son varios los medicamentos que deben comprar. Muy preocupado el padre comentó que donde trabaja no le pagan seguro, y que ahora que conoce la condición de sus hijos sabe que deben tener una buena alimentación, de la que no está seguro si podrá proporcionársela todos los días.

SON CAROS

Al igual que Vielka y Humberto, Irina Martínez tiene un hijo con anemia falciforme. José, de 11 años, está hospitalizado, luego que presentara una crisis la semana pasada. Su madre confesó que esto se debe a que el pequeño debe tomar una pastilla diaria para subir sus defensas (hidrosurea), que cuesta B/1.75 y que ella, como madre soltera, a veces no puede comprar.

"Josecito" ha sido hospitalizado en más ocasiones que los niños anteriores. A sus ocho años sufrió un ataque cerebro vascular que le paralizó el lado derecho de su cuerpo y hoy no puede escribir del todo bien.

Su mamá relató que esto le ha afectado el rendimiento en su escuela y que ha sido un año duro para ella, porque la enfermedad cada vez se hace más presente.

Este pequeño ha recibido varias transfusiones de sangre, por lo que ahora debe tomar unas pastillas para bajar el hierro, que cuestan B/40.00.





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