En un parque una niña jugaba solita. Me acerqué a ella y noté una deformidad en su espalda. Le sonreí y le hice saber que todo estaba bien. Me senté a su lado y le dije un simple "Hola". La pequeña actuó espantada y expresó un ¡Qué tal! Conversé con ella hasta el anochecer y el parque quedó desierto. Quedamos solos y le pregunté por qué estaba tan triste.
Ella me miró y dijo: "Porque soy diferente". Yo le dije: "Esa eres tú" y sonreí. Además, le dije: "Tú me recuerdas a un ángel, dulce e inocente". Ella me miró y sonrió lentamente, se puso de pie y dijo "¿De veras?". "Si querida, tú eres como un pequeño ángel guardián enviado para cuidar a la gente que pasa por aquí".
Ella bajo su cabeza y de pronto extendió sus alas y dijo: "Yo soy tu ángel guardián", con una chispa en sus ojos. Yo me quedé sin habla, seguramente estaba viendo cosas, pero ella dijo: "Cuando tú empezaste a pensar en otros en lugar de ti mismo mi trabajo aquí se terminó".
Me puse de pie y dije: "Espera, ¿por qué nadie más se detuvo para ayudar a una ángel?" Ella me miró y sonrió. "Porque tú eres el único que puede verme" y se fue.
Con eso mi vida cambió dramáticamente.
Cuando pienses materialmente, que tú eres sólo lo que tú tienes, recuerda, que tu ángel siempre te está vigilando. El mío lo estaba. Recuerda que en cualquier momento se puede aparecer. Tal vez te haga malabares frente a tu auto, o tratará de limpiar tu parabrisas o te pida una moneda.