
En escombros quedó la vivienda de María Lozano y José Urriola.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
En escombros quedó la vivienda de María Lozano y José Urriola.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
En escombros quedó la vivienda de María Lozano y José Urriola.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Así lucía la casa antes de ser destruida.
La familia estaba deprimida.
En escombros quedó la vivienda de María Lozano y José Urriola.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Así lucía la casa antes de ser destruida.
La familia estaba deprimida.
En escombros quedó la vivienda de María Lozano y José Urriola.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Así lucía la casa antes de ser destruida.
La familia estaba deprimida.
En escombros quedó la vivienda de María Lozano y José Urriola.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Así lucía la casa antes de ser destruida.
La familia estaba deprimida.
En escombros quedó la vivienda de María Lozano y José Urriola.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Así lucía la casa antes de ser destruida.
La familia estaba deprimida.
Allí habían compartido con sus seis hijos hermosos momentos; sin embargo, su vivienda fue destruida para dar paso a la construcción del proyecto de Curundú.
Fueron más de 50 años que la familia de María residió en el lugar. La vivienda de dos pisos tenía dos establecimientos en la planta baja, por los que unos asiáticos les pagaban 400 dólares mensuales por el alquiler, que les servían para sostenerse, pues José, de 59 años, quien es albañil, por su edad le es complicado conseguir contratos ahora.
La casa de la familia estaba valorada en más de 90 mil dólares y solo han recibido la suma irrisoria de $370 en indemnización. Ayer, Lozano con sus parientes durmieron en la calle, porque no fueron avisados del desalojo y esperan una respuesta de las autoridades.
Entre tanto, el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot), informó que antes de la evacuación de la familia, se agotaron todas las alternativas de diálogo y negociación para evitar este proceso y continuar con el desarrollo del proyecto social.