El apoyo de su esposa e hijos hacen que Graciliano Vergara quiera dar cada día un poco más de sí, con tal de sacar adelante a su familia. Con más de 20 años de experiencia en la elaboración de chaquiras, este hombre de raíces indígenas, es un artesano ejemplar. Durante muchos años, Graciliano se ha dedicado a vender su arte en lugares concurridos como la Peatonal, sin embargo desde hace dos años, se le puede ver a diario vendiendo su mercancía en una de las aceras de Vía Veneto.
Además de chaquiras, que algunas incluso son elaboradas por sus propios hijos, a quienes les enseñó este arte, Graciliano también vende artículos como bolsas y carteras, decoradas con molas, que hace su esposa, a precios módicos.
Graciliano explica que decidió establecerse allí porque es un lugar muy frecuentado por turistas, debido a que está rodeado de hoteles, y hasta ahora le ha ido muy bien.
Como en todo negocio, este mini comerciante entiende que existen temporadas altas y bajas. "Las artesanías dependen del turismo, cuando el turismo baja, baja la venta de artesanías" explicó. Cuando el tiempo es difícil, Graciliano se mantiene con clientes fijos, que le hacen pedidos especiales de pulseras y bolsas con nombres.
El mayor sacrificio de Graciliano, es tener que dejar solos a su esposa e hijos, mientras el sale desde las 2: 00 p.m. y no vuelve a casa hasta las 9: 00 p.m. o hasta que venda algo. "Si no se hacen sacrificios y si uno no hace las cosas con amor, nunca lograremos lo que deseamos, yo llevo esto en el corazón".
Fotos: Denise Lara
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"A muchos panameños no les gustan las chaquiras y las molas, pero a los turistas les encanta, sobre todo cuando conocen que este es un trabajo manual".
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