El medio o entorno donde el niño se desenvuelve influye notablemente en sus actitudes y en la formación de su personalidad.
Al momento de organizar y diseñar un ambiente, los padres deben tomar en cuenta las necesidades del niño, de forma que éste se encuentre en un ambiente adecuado que favorezca el desarrollo de sus habilidades. Tenga presente las siguientes observaciones:
Necesidades fisiológicas: aseo, sueño, seguridad y confort. Necesidad afectiva: debe haber un espacio para el contacto afectivo padre-hijo, que favorezca la intimidad y confianza. Necesidad de autonomía: la disposición del espacio debe promover la independencia del niño. Dependiendo de su edad, se deben ir eliminando las barreras entre los materiales o artículos personales y el niño. Necesidad de movimiento, juego y expresión: son una de las principales necesidades del niño, y para ello debe existir un espacio libre y un espacio de juego.
Los espacios utilizados por los niños deben ser modificados por ellos mismos, y deben reflejar su personalidad y gusto.
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