Es miembro de la Pastoral Familiar en una iglesia de La Chorrera. (Foto: ERICK BARRIOS / EPASA)
Viola Guevara Gallimore
| DIAaDIA
Si alguien puede hablar de fe esa es la señora Marquelda Cortez.
Esta humilde panameña es dueña de una fonda que está ubicada en la base de Rodman. Contó que conseguir lo que tiene hoy no ha sido fácil y expresó que la vida le ha puesto muchos obstáculos que ha sabido vencer gracias a su fe.
SU HISTORIA
Marquelda salió a los trece años de su tierra natal Santa Fe de Veraguas para trabajar en la ciudad capital. Como era la segunda de once hermanos, manifestó que la situación fue difícil para sus padres, por lo que decidió ayudarlos.
Su primer trabajo fue en una casa de familia, donde laboró hasta que cumplió 22 años, cuando se casó.
Como siempre le gustó cocinar, tuvo la idea de crear una fonda, y la primera la estableció en el corregimiento de Panamá Viejo. Aquí estuvo durante seis años y luego decidió irse a Marbella.
UN MILAGRO
La vida profesional de Marquelda crecía, pero la familia se quedaba atrás, porque no podía tener hijos y era uno de sus grandes anhelos.
Estuvo por muchos años tratando, y al no ver resultados, pensó en adoptar. Realizó los trámites en el Hogar Malambo y adoptó a tres hermanos. Cuando apenas aprendía a ser mamá, a los dos meses de la adopción, quedó embarazada de unos mellizos que hoy día tienen tres años, por lo que actualmente goza de sus cinco hijos de 12, 8, 5 y tres años.
Luego de tener a sus hijos, cuando decidió regresar a la fonda en Marbella no la aceptaron, y tuvo que empezar de cero en la base de Rodman. Aunque tiene un mes de haberse operado -por un principio de cáncer-, sigue trabajando y levantándose a las 3: 00 a.m., con el propósito de tener los desayunos y almuerzos listos para la venta.
SIGUE ADELANTE
Marquelda ha pasado por muchos obstáculos en la vida, pero su creencia en Dios le ha dado fuerzas.