Hace pocos d�as, mi compadre Jes�s Simmons llam� a su hija, Ayelet, y esta peque�a, con mucha astucia, le dijo a su pap� que estaba feliz. En la Redacci�n todos escuch�bamos la conversaci�n, pues estaba en altavoz. La respuesta de ella fue: �Estoy feliz porque tengo manos y puedo aplaudir�.
Cr�anme que en medio del ajetreo diario de los comunicadores sociales, respuestas como estas nos sacan de sinton�a y nos ablandan ese coraz�n que anda r�gido por la labor que se desempe�a. Nos motivan a suspirar, a bajar la revoluci�n para recordar que tenemos una raz�n en la vida y muchas cosas por las que agradecer. Igual le sucedi� al colega Gustavo Aparicio, a quien su hija de seis a�os le encontr� su primera cana y le dijo que ya estaba viejuco. Pero su hijo mayor lo alivi� ante esa tristeza al decirle que �viejo era de 50 pa� all�. Y �Tavo� se fue a dormir tranquilo ante esas sabias conclusiones.
Es as�, amigos lectores, ojal� nunca perdamos esa inocencia de los ni�os para decir las cosas, para expresar que amamos y valorar a nuestros seres queridos.
&162;Que vivan los ni�os de Panam�!