No quiere que sus hijos atraviesen por la misma pesadilla que el vivió.
Enrique Sánchez formó parte de un grupo de antisociales de Cabo Verde desde los 10 años, pero está buscando una nueva vida. Estuvo en ese oscuro mundo por 7 años. Señaló que para entrar a estos grupos es fácil, sólo hay que pegarse a la robadera, fumadera y hasta a la vendedera de droga. Sin embargo, señaló que el afecto de sus 3 hijos lo ha hecho cambiar. Añadió que sobrevive con lo que gana limpiando llano, vendiendo mariscadas, agua de pipa, mango y mamón. Concluyó que ser miembro de una banda significa no tener vida propia.
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