Diminuto de estatura, gigante jugando al fútbol.

Ese es Daniel Berrugate Salazar, un jovencito residente en el humilde barrio Sinaí, de San Miguelito, quien busca en el fútbol una oportunidad para abrirse campo en la vida y forjarse un mejor porvenir.

Con 12 años viviendo en un ambiente de pobreza y difícil condición social, "Samaba", como se le conoce popularmente a Daniel, no pierde la esperanza de seguir consolidándose en el deporte que más ama y, por qué no, llegar a jugar en el extranjero.

Pero eso no es todo, porque este buen niño, hijo de un constructor y una ama de casa, también desea estudiar medicina, para así ayudar a su familia y a la gente humilde que lo necesite.

Hincha del Barcelona y de Ronaldinho, "Boloquio", como también lo llaman sus amiguitos, no se pierde un solo partido del club español y día a día practica las gambetas y espectaculares jugadas del súper astro del fútbol.

Jugadas que, posteriormente, aplica en los partidos de la Liga Sub-12 de Don Bosco, donde actualmente juega con el equipo Los Bendecidos.

FRASE EMBERA

Daniel dijo que el apodo "samaba" se lo pusieron porque cuando se alejaba de su casa, su madre lo llamaba así para preguntarle hacia dónde se dirigía. "Samaba" significa: para dónde vas.