Hola, qué tal, mi nombre es Fernando y te escribo porque deseo que me des un consejo, porque estoy un poco enredado y busco luces para salir adelante.
Lo que me pasó es un poco triste, me enamoré de la novia de mi mejor amigo y ahora estoy sufriendo por eso.
Cada vez que la veo, quisiera abrazarla, besarla y hacerla mi esposa, pero creo que le he fallado a ese ser que siempre me ofreció una mano.
Te cuento, él siempre la ha tratado mal y yo me he pasado un año consolándola, hasta que creció en mi corazón un enorme amor por ella. Pero eso no es lo peor, la última vez que le pegó, lo hizo porque estaba con otra mujer y ella le reclamó.
No sabes lo mal que me sentí y quise decirle que lo abandonara, pero no tuve valor; hasta hace unos días me atreví y le confesé que la amaba.
Jamás creí que se pondría como se puso, rompió en llanto y me dijo que ella sentía lo mismo por mí y no sabía qué iba a hacer.
Nos besamos y abrazamos como nunca, no sabes lo que sentí al tenerla entre mis brazos, no puedo describir ese enorme sentimiento, y lo más triste es que traicioné a mi amigo, porque me acosté con ella.
Que Dios me perdone Moza, pero la hice mía sin querer, fue tan grande lo que sentimos, que por una noche nos olvidamos de la realidad.
Ahora enfrentamos el conflicto de la dura realidad, ya le dije a mi amigo que deseo hablar con él y creo que le diré la verdad. Él jamás la ha respetado y querido, pues tiene varias mujeres y no le interesa.
Dame un consejo, por favor.
TRANQUILO
Hola Fernando, me alegra mucho que me hayas escrito y espero que ya te encuentres más tranquilo.
Me parece que debes hablar con tu amigo y decirle la verdad, pero explicándole que jamás quisiste hacerle daño y que esa situación jamás fue pensada.
Si esa chica te quiere, lo más lógico es que ambos puedan ser felices. Por lo que me dices, ella al igual que tú han pasado por muchos momentos tristes.
Es cierto que jamás debiste poner los ojos en ella, pero en el corazón nadie manda y él siempre nos traiciona.
Analiza muy bien tus sentimientos y explícale a ella lo que deseas hacer. Si está dispuesta a luchar contigo, entonces arriésgate y sé feliz, porque esas oportunidades se presentan sólo una vez en la vida.
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