Está anocheciendo. Mientras muchos funcionarios están de vuelta a su hogar, hay un panameño que se prepara en casa para salir a buscar su sustento diario.

Su ambiente de trabajo es muy singular, pero honrado. La sencillez y la amabilidad le acompañan.

Son las 8: 00 p.m. y empieza la jornada de Reynaldo González Soto, de 33 años. La noche es joven y desde la Locería se traslada hasta los Bohíos Alegres en la Transístmica.

Ya son seis años los que tiene de estar vendiendo chicles, toallitas, cigarrillos, collares y pulseras de neón para poder sobrevivir.

También expresó a DIAaDIA que durante una actividad bailable, invierte más de 25 dólares, pero cuando se trata de una fiesta patronal, la inversión se duplica.

Las cuentas son claras para este buhonero móvil, puesto que los cálculos de su contabilidad empírica indican que cuando los días son regulares, sus ganancias llegan a unos 25 dólares, pero cuando su jornada es jugosa puede alcanzar los "cuarenta verdecitos".

Reynaldo manifestó que sus tentáculos mercantiles han llegado a varios puntos de la geografía nacional, tales como Santiago, Penonomé, Aguadulce, Ocú, Soná, donde se desarrollan grandes actividades.

Al parecer, este negocio es redondo. A la vez, le da la oportunidad de conocer otros sitios y a muchas personas.

Otra de las anécdotas de este ciudadano es que es muy conocido por los integrantes de los conjuntos típicos, en los toldos donde llega a ofrecer su mercancía, especialmente los viernes y días de quincena.

Prueba de ello, es que muchos animadores de bailes no dudan en enviarle sus saludos, cuando lo ven de paso entre la multitud que goza de la música típica panameña.

Como detalle curioso, conocimos que por muy bueno que esté el baile, Reynaldo no descuida su negocio y, generalmente, se retira cuando cantan "El mogollón". ¡Tremenda tentación!

FAMILIA

Reynaldo vive junto a sus hermanos. Se caracteriza por ser una persona muy sencilla y trabajadora.