El Patriarcado ortodoxo ruso propuso sustituir en el 2008 el monumento de Carlos Marx, instalado en el centro de Moscú frente al teatro Bolshoi, por una estatua de Nicolás II, el último zar asesinado por los bolcheviques hace 89 años.
El monumento de Marx, inaugurado en 1961, es ahora uno de los lugares predilectos de los comunistas.
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