
Otra de las manifestaciones artesanales son las flores de perlas o “tembleques”, que integran el tocado de la mujer que luce este vestido. Son inspirados en la flora local (flor de la papaya, flor del maracuyá, papos, orquídeas, jazmines, entre otros).
Algunos ejemplos de la fauna tropical se ponen de manifiesto como lo son mariposas, pavas, libélulas, escorpiones, los cuales se realizan “totalmente a mano” y conjugan a su vez, una suerte de materiales (cristales, perlas, lentejuelas, telas, chaquiras, mostacillas, cuentas de vidrio, entre otros), que junto a sus colores y formas, logran una rica y lujosa composición, que armoniza de modo perfecto con el resto del conjunto de aderezos.
Estos elementos le otorgan a la pollera un delicado toque que, originalmente, se desprende del uso de las flores del campo, utilizadas antaño por las damas que portaban el vestido en tiempos de fiestas y celebraciones populares.
El calificativo “tembleque” deriva del movimiento “tembloroso” de los estambres de las flores.