Su trabajo es alegrar a los pequeños y a los niños grandes.

El payaso Pelukín, con su colorida vestimenta y su iluminada cabellera, atrae la mirada de todos, haciendo muchas veces que los pequeñitos venzan el miedo a los payasos.

Pero ni para contar su vida es serio. Confesó que empezó a animar por culpa de su mamá y papá, porque "éramos tan pobres que dormíamos en una sola cama, y cuando mi papá venía de trabajar de noche, me decía: hazte payasito, hazte payasito y entonces yo me hice payasito".

Con esta singular forma de ver la vida, ha dedicado unos 18 años a la magia, trucos, títeres y a la imitación de voces. Se inició en los circos, actuación que ahora combina con la animación con payasos.

"La animación es completa, en los cumpleaños hago de payaso, canciones, títeres, magia y malabares", dijo.

Trae a la memoria su trabajo en algunos circos de Colombia, México y Perú. Hoy estudia Administración de Empresas, que lo combina con lo que hace, puesto que tiene una empresa familiar de cumpleaños, llamada el Show de Pelukín.

De hecho, su hijo Paolo, de 13 años, es músico. Desde los 6 años, toca el órgano y su esposa hace los disfraces e instrumentos de magia. Algunos de los muchachos del barrio se disfrazan de muñecos animados.

La satisfacción de un payaso es ver la alegría de toda la gente y despertar el niño que tiene un adulto dentro. Pero no sólo anima fiestas infantiles con una gran sonrisa, sino que deja claro que es polifacético y anima despedidas de soltera, abandono de hogar, desempleo, huelga y divorcio. "Hago de todo un poco", dijo.

QUE HACE

Animar fiestas. Ha participado en las que hace el IPHE. Se le puede localizar al 2376588.