
Le ruega a Dios, antes de salir de su hogar, que su negocio prospere cada día más.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Le ruega a Dios, antes de salir de su hogar, que su negocio prospere cada día más.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Le ruega a Dios, antes de salir de su hogar, que su negocio prospere cada día más.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Tiene clientes fijos.
Sus hijos son su mayor motivación.
Es un negocio pequeño, pero es la forma de vivir del señor Juan.
El puesto está ubicado a orilla de la calle, bajando por La Locería, en Tumba Muerto.
Le ruega a Dios, antes de salir de su hogar, que su negocio prospere cada día más.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Tiene clientes fijos.
Sus hijos son su mayor motivación.
Es un negocio pequeño, pero es la forma de vivir del señor Juan.
El puesto está ubicado a orilla de la calle, bajando por La Locería, en Tumba Muerto.
Le ruega a Dios, antes de salir de su hogar, que su negocio prospere cada día más.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Tiene clientes fijos.
Sus hijos son su mayor motivación.
Es un negocio pequeño, pero es la forma de vivir del señor Juan.
El puesto está ubicado a orilla de la calle, bajando por La Locería, en Tumba Muerto.
Le ruega a Dios, antes de salir de su hogar, que su negocio prospere cada día más.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Tiene clientes fijos.
Sus hijos son su mayor motivación.
Es un negocio pequeño, pero es la forma de vivir del señor Juan.
El puesto está ubicado a orilla de la calle, bajando por La Locería, en Tumba Muerto.
Le ruega a Dios, antes de salir de su hogar, que su negocio prospere cada día más.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Tiene clientes fijos.
Sus hijos son su mayor motivación.
Es un negocio pequeño, pero es la forma de vivir del señor Juan.
El puesto está ubicado a orilla de la calle, bajando por La Locería, en Tumba Muerto.
Hace más de cinco años que el señor Juan se dedica a la venta de frutas como piñas, nance y naranja, lo que le permite llevar un sustento digno a su hogar.
Durante estos años ha luchado incansablemente por sacar a su familia adelante, siendo desempleado, ha encontrado la forma de conseguir el dinero suficiente para suplir sus necesidades.
Comenzó vendiendo verduras en San Miguelito, pero este negocio no le funcionó, ya que le representaba un gasto mayor a lo que obtenía de ganancia. Esto lo obligó a buscar la forma de conseguir un local más cerca de su hogar, para moldear los gastos.
Como todos, ha pasado por momentos difíciles. Uno de ellos fue cuando lo intentaron desalojar de su local y de su hogar en La Locería. El señor Alveo agradece a Dios porque es quien le ha permitido continuar en ambos lugares, actualmente.
Juan tiene siete hijos, cinco de ellos dependen completamente de él y con su negocio ha conseguido educarlos con base en el esfuerzo y la superación.
Para él es importante educar a los hijos, y desde casa, enseñándoles valores sustentados en la fe de Dios, que es quien nos guía por el sendero correcto y “nos bendice de acuerdo a nuestras necesidades; somos el ejemplo de ellos y debemos enseñarles que la base del éxito es el sacrificio”.
Todos los productos los consigue en el Mercado de Abastos, que es donde están a mejor precio.