"Yo no tenía nada que ver, no soy de ninguna banda, no fumo, ni tomo". Wilfredo Gómez tiene 22 años, el pasado 26 de junio fue herido cuando una bala le entró por la boca y le salió por la nuca en el lado izquierdo. Estaba a un costado de un cuadro de fútbol en el corregimiento de Curundú. Eran las 8: 20 de la noche, recuerda que había muchas personas que pasaban un rato, bebiendo cervezas y comprando comida como normalmente se hace un domingo.
Unidades de la Policía Nacional llegaron, querían desalojar el lugar y empezaron a hacer disparos al aire, pero según Wilfredo, la gente se puso agresiva y empezó a tirar botellas, piedras y palos; él se agachó y cuando se trató de levantar había un policía que le apuntaba. No supo más nada, en ese momento perdió el conocimiento, mientras en su boca se alojaba la bala. Algunos de sus amigos lo llevaron al hospital Santo Tomás, donde duró 10 días hospitalizado. La bala le partió la mandíbula y perdió dos dientes. Hoy día mantiene en su boca un aparato que le ayuda a sostener la mandíbula, pero lo peor de todo es que le dificulta comer. Utiliza un carrizo para poder sorber la comida líquida.
Dijo que en horas de la madrugada le dan unos dolores y, a veces, por falta de dinero no puede comprar los medicamentos.
Wilfredo era un joven normal, de esos que tienen como "hobbie" el fútbol. Aunque no tenía un trabajo permanente, salía siempre a rebuscar algo de dinero en un lava auto o hasta limpiando zapatos.
Este joven aún no ha interpuesto la denuncia ante las autoridades correspondientes.
La Policía Nacional, por medio de Relaciones Públicas, afirma que si no hay una denuncia no puede hacerse una investigación en la DRP. Sin embargo, el Inspector Rubén Feullibois aseguró que la investigación en la PTJ puede ser de oficio, pero es importante que haya una denuncia.
BALA
Wilfredo dijo que en el hospital Santo Tomás su caso no lo pusieron como policivo y que la bala era una calibre 9 mm, pero ahora no aparece.
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