En algún momento se tenía que acabar la buena suerte.

El colombiano Juan Carlos Henao ha sentido en la Copa América que se disputa en Perú, el rigor de la culpa que pesa sobre los mayordomos de las películas de misterio. Henao, quien nació para el fútbol como "ángel de la guarda" de su equipo, ha fallado en su apostolado de amparo de noche y de día.

A Henao, quien fue ungido como uno de los héroes del Once Caldas en la final de la Copa Libertadores, le cabe la responsabilidad de dos de los tres goles que Argentina infligió a la selección colombiana en semifinales en Lima.