La amabilidad para su clientela es lo primordial. (Foto: JAMES BRYAN / EPASA)
Viola Guevara Gallimore
| DIAaDIA
Un ejemplo de superación. A sus 70 años, la señora María Quiroga todavía tiene las mismas energías para trabajar, que de hace 23 años cuando llegó a Panamá en busca de una mejor calidad de vida.
Ella es vendedora de artículo en la Gran Estación, local que está ubicado en la parada y que parece un almacén. Todavía tiene la primera batea con la que empezó su negocio.
POCO A POCO
Según la señora María, un negocio bien administrado "da para comer", y así lo recordó cuando contó que toallas de colores, cigarrillos y pastillas fueron los primeros artículos que vendía por todas las paradas, puestos en la batea.
Luego con lo que ganaba, poco a poco compraba un artículo más.
Hoy día tiene más de 50 artículos diferentes y su propia caseta pagada abajo del puente elevado de la Gran Estación.
Mientras ordenaba la mercancía para presentarla nítida a la clientela, explicó que aunque le costó caro poder obtener su estructura de metal para la caseta, con mucha fuerza de voluntad y buena administración lo consiguió. Y es que trabajó por muchos años desde las 5:30 a.m. hasta las 7:00 p.m. para completar los dos mil dólares que necesitaba.
Hoy día uno de sus hijos es el que la ayuda a vender desde las 5:00 a.m. hasta media mañana que la señora María llega a recibir a todos los clientes que le compran desde aretes, colitas, lápices, plumas y más.
INDEPENDIENTE
La señora María siempre ha tenido su propio negocio. Antes vendía empanadas.