Un milagro de Dios


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No tiene alimentos para sus hijos.

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    No tiene alimentos para sus hijos.

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    El pequeño Salomón.

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    14 personas duermen es este espacio.

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Nayeli Williams - DIAaDIA

La detección temprana salvó a su hijo. A las 8:40 a.m. se escuchó un fuerte llanto en el Hospital Oncológico Nacional, pero no era precisamente de tristeza, más bien era la llegada al mundo de Salomón Córdoba, cuya madre, Rosario Domico, de 37 años, padece de cáncer cervicouterino. Pese a la condición de la madre, este niño se encuentra sano y fue trasladado al Hospital del Niño, mientras que la madre se quedó en el nosocomio. Nació por cesárea y a la madre se le hizo una histerectomía.

Este es el niño duodécimo de esta señora, oriunda de la provincia de Darién, quien acostada en su cama dijo que hace una semana se enteró que tenía cáncer después de haberse sometido a un Papanicolao en el octavo mes de embarazo.

Algo positivo

Pese a encontrarse un carcinoma invasor de aproximadamente dos a tres centímetros en las partes íntimas de Rosario, la detección fue temprana y se espera someter a la mujer a una a una cirugía radical para evitar la quimioterapia y radioterapia.

Vive en extrema pobreza

La vida de esta señora o ha sido nada fácil puesto que ella con sus hijos y nietos viven en un cuarto de zinc y madera en donde duermen en el piso.

Rosario asegura que sufrió de maltrato por muchos años a manos del padre de sus ochos primeros hijos, tanto así que llegó un momento en donde se los quitaron. Un día decidió y lo dejó, pero este más nunca ayudó a mantener a sus retoños. Luego de esto conoció a Rubén Córdoba, padre de los dos últimos, este se comprometió en ayudar a su amada con el poco salario que gana en el Mercado de Abastos.

Domico alegó que hay veces que las comidas no les alcanzan para todos y tienen porciones sumamente reducidas.

Necesitan a un médico

Al llegar a la humilde morada se pudo ver en la estufa una crema llena de moscas que serviría como alimento para los niños que estaban acostados sobre el piso húmedo. A un lado de la casa estaba la nieta de Rosario, quien tiene siete días de nacida, su carita estaba llena de sudor debido al sofocante calor. Andrea, la hija mayor de Rosario, dijo que no sabía que iba a comer en la tarde y que los días de lluvias la casa se llena de agua y no tienen para que lugar correr.

Una de las niñas tiene en su rostro y cuerpo una fuerte alergia que no puede ser controlada, porque no tiene dinero para comprar medicamentos. Aparte, ninguno de los niños asiste a la escuela por falta de recursos. El hambre en la familia en evidente y los fuertes dolores musculares a causa de la fuerte madera del piso que hace de cama no se pueden controlar.

 
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