Es la única forma de que escuchen al pueblo. Residentes de los caserones de madera de calle 21, El Chorrillo, cerraron ayer la avenida A, por espacio de dos horas, en protesta por el desborde de aguas negras que afecta sus viviendas.
Esta situación ha provocado que las aguas fecales lleguen hasta dentro de sus casas, algo que los mantiene en total insalubridad.
Las consecuencias no se hicieron esperar. Se ha desatado una epidemia en los niños, que ha generado vómitos, diarreas, fiebres, alergias e infecciones en la piel.
Eliécer Plicett, vocero de los afectados, señaló que "esto es algo muy horrible, nosotros ya no podemos seguir así y nadie nos escucha nuestros problemas".
Los moradores se han apersonado en varias ocasiones a la Junta Comunal de El Chorrillo, pero no les han dado respuestas.
Plicett señaló que "si no obtenemos respuestas en los próximos días, vamos a seguir cerrando esta calle y otras que sean necesarias".
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