Cuentan nuestros abuelos que el lujo en su época consistía en llevar el mejor sombrero en su cabeza y todavía esta tradición puede ser admirada en el Concurso Nacional de la Camisilla y el Sombrero Típico.
En una noche de alegría y tradición, el Gimnasio Auditorio de Las Tablas una vez más se quedó chico para la cantidad de personas que llegó a presenciar este especial concurso.
En la competencia de destreza manual pueden participar nacionales y extranjeros con residencia dentro y fuera del territorio nacional, desde los 15 años de edad.
Las camisillas y los sombreros son evaluados por la calidad con la que son elaborados por sus creadores. La camisilla puede ser de tela de hilo, poplin y dracon. No se utiliza la seda.
Entre más espiguetas o alforzas (tabletas pequeñas) lleva la camisilla, es más fina. Debe ser a la medida de la persona y la misma debe quedar por debajo de las caderas y, sobre todo, nitidez en la presentación.
Mientras tanto, en el corcurso de sombreros se evalúan los materiales como la pita o cabuya, cogollo y chonta; igualmente, la confección del mismo sombrero como lo es la plancha, la copa, el ala medida y cocida, y vueltas del sombrero. (El tejido puede ser de hasta 20 vueltas).
Este año un jurado integrado por seis personas conocedoras de sombreros y camisillas, observó detenidamente a todos los participantes.
Los ganadores fueron Bolívar González, quien se llevó el primer lugar en la categoría de sombrero de junco; Clímaco Herrera resultó ganador en el pintado, y Edwin Cedeño se adjudicó la mejor camisilla.
El evento sirvió para rendirle homenaje a Edelmira de Gallardo, por su larga trayectoria como artesana, especialmente, en la confección de sombreros.
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