Rufina Mendoza se desahogó en la Asamblea. (Foto: JORGE SILOT / EPASA)
Odalis Orozco y Jesús Simmons
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Dispuestos a morir si no derogan en su totalidad la Ley 30. Ayer, durante el período de consultas en la Comisión de Trabajo de la Asamblea Nacional de Diputados, la indígena Rufina Mendoza, con voz firme, trataba de disimular su dolor y contener las lágrimas al exigir la derogación de esta ley. Su esposo Arsenio Rodríguez perdió sus ojos productos de los perdigones que recibió en las vistas. Cuestionó los métodos utilizados en Bocas del Toro para detener las protestas, pues relató que los policías sacaban a los varones de las casas: "Estaban dispuestos a todo", precisó. Mendoza añadió que si el Presidente de la República va a indemnizarlos que lo haga por escrito, pues en Bocas del Toro ya no le creen mucho.
¿Y AHORA DE QUE VIVIRAN?
Ella tiene tres hijos, y su esposo era el soporte del hogar. Pero fue atacado, a pesar de que no estaba en la protesta y no pertenecía a ningún sindicato.
Por su parte, Alberto Ábrego dijo que hay más muertos de este conflicto, por lo que hay que investigar.
El abogado Rafael Benavides, representante de los indígenas, dijo que los 148 indígenas que fueron detenidos tienen expedientes abierto en la Fiscalía Auxiliar.
¡IRRESPETADOS!
Así se sienten los ecologistas, quienes ayer expusieron sus puntos de vista sobre la derogación de los artículos 12, 13 y 14 de la Ley 30. "Nos están dando caramelitos como a un niño para mantenernos entretenidos", dijo la ambientalista Raisa Banfield.
Agregó que la conversación con los diputados es inerte, porque no están considerando la derogación total de la ley que tanto daño les causó a los bocatoreños.
Explicó que el fondo está mal, porque se quieren suspender los artículos 12, 13 y 14, como si hubieran sido los detonantes del conflicto en Bocas del Toro.