Un inversionista americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño, cuando llegó un bote con un sólo pescador.

Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había tomado pescarlos. El pescador respondió que poco.

El americano le preguntó por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado. El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.

Luego, el inversionista preguntó: "¿Pero qué hace usted con el resto de su tiempo?". El pescador dijo: "Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida "placentera y ocupada".

El americano replicó: "Deberías gastar más tiempo en la pesca, y con los ingresos comprar un bote más grande; hasta podrías tener una flota de botes pesqueros. Controlarías la producción, el procesamiento y la distribución de pescado". El pescador preguntó: ¿Cuánto tiempo tarda todo eso? A lo cual respondió el americano: "Entre 15 y 20 años". "¿Y luego qué?", preguntó el pescador. "Vendes todo y te retiras. Te mudas a un pueblito en la costa donde puedes pescar un poco, jugar con tus nietos, hacer siesta con tu mujer y caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra con tus amigos", contestó el americano.

El pescador respondió: "¿Acaso eso no es lo que tengo ya?".