
A la señora Buenaventura le encanta el color rosado, como su dulce.
FOTOS: YANELIS DOMINGUEZ
A la señora Buenaventura le encanta el color rosado, como su dulce.
FOTOS: YANELIS DOMINGUEZ
A la señora Buenaventura le encanta el color rosado, como su dulce.
FOTOS: YANELIS DOMINGUEZ
Como una niña, contó las pastillas de su piñata.
Los regalos estuvieron a la orden del día.
A la señora Buenaventura le encanta el color rosado, como su dulce.
FOTOS: YANELIS DOMINGUEZ
Como una niña, contó las pastillas de su piñata.
Los regalos estuvieron a la orden del día.
A la señora Buenaventura le encanta el color rosado, como su dulce.
FOTOS: YANELIS DOMINGUEZ
Como una niña, contó las pastillas de su piñata.
Los regalos estuvieron a la orden del día.
A la señora Buenaventura le encanta el color rosado, como su dulce.
FOTOS: YANELIS DOMINGUEZ
Como una niña, contó las pastillas de su piñata.
Los regalos estuvieron a la orden del día.
A la señora Buenaventura le encanta el color rosado, como su dulce.
FOTOS: YANELIS DOMINGUEZ
Como una niña, contó las pastillas de su piñata.
Los regalos estuvieron a la orden del día.
Rivas es oriunda de la “tierra de la gente buena”, Capira, y aún recuerda claramente que en su infancia trabajó en la finca de sus padres, donde cosechó legumbres que fueron su elixir para vivir tantos años.
Su esposo falleció hace 37 años, pero le dejó hermosos recuerdos como sus dos hijos, quienes a pesar de tener discapacidad visual igual que ella, agradecen a Dios por haberla tenido tantos años a su lado.
Esta valiente mujer afirmó que ya ha vivido todo lo que quería, solo espera a que Dios decida cuándo llevársela al cielo.
Mañana es el Día de los Abuelos, y Buenaventura es un ejemplo de perseverancia y amor a la vida.