HISTORIAS
La oruga

Redacción | DIAaDIA

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un Chapulín (grillo nativo de México). ¿Hacia dónde te diriges?, le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. Sorprendido, el chapulín dijo, mientras su amigo se alejaba: ¡Debes estar loco!, ¿cómo podrías llegar hasta aquel lugar?

!Tú, una simple oruga! Una piedra será para ti una montaña; un pequeño charco, un mar, y cualquier tronco, una barrera infranqueable. Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.

La oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir de su sueño. ¡No lo lograrás jamás! -le dijeron-, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas, decidió construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. Pero murió. Una mañana, todos los animales se congregaron en torno a monumento de la oruga que se convirtió en advertencia para los atrevidos. La concha de la oruga dura comenzó a quebrarse y poco a poco fueron saliendo las hermosas alas arco iris de la mariposa.

No hubo nada que decir, todos sabían que se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

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