
El señor Amado consolaba a su esposa. Fotos: MILAGROS MURILLO F.
El señor Amado consolaba a su esposa. Fotos: MILAGROS MURILLO F.
El señor Amado consolaba a su esposa. Fotos: MILAGROS MURILLO F.
El 911 le dio los primeros auxilios.
El conductor del bus que atropelló a la señora estaba preocupado.
El señor Amado consolaba a su esposa. Fotos: MILAGROS MURILLO F.
El 911 le dio los primeros auxilios.
El conductor del bus que atropelló a la señora estaba preocupado.
El señor Amado consolaba a su esposa. Fotos: MILAGROS MURILLO F.
El 911 le dio los primeros auxilios.
El conductor del bus que atropelló a la señora estaba preocupado.
El señor Amado consolaba a su esposa. Fotos: MILAGROS MURILLO F.
El 911 le dio los primeros auxilios.
El conductor del bus que atropelló a la señora estaba preocupado.
El señor Amado consolaba a su esposa. Fotos: MILAGROS MURILLO F.
El 911 le dio los primeros auxilios.
El conductor del bus que atropelló a la señora estaba preocupado.
El desorden en el manejo y la distracción apuntan como las causas del accidente, que ocurrió en la parada de “Rodapán” en Los Andes N.° 1, a eso de las 3:15 p.m. de ayer.
El bus de la ruta Santa Librada-Vía España, conducido por Agustín Diez, estaba en la parada; al lado se le paró otro diablo rojo, también de Santa Librada, pero de Tumba Muerto, cuyo conductor era Manuel Guardia. Era este último transporte el que María, junto a su esposo Amado Rosales y otra señora intentaron abordar, cuando ocurrió todo.
Y es que ellos hicieron seña al bus conducido por Diez de que iban a cruzar, el señor Amado corrió y subió el bus al igual que la otra señora, pero María quedó atrás y, justo cuando se acercaba a la puerta, Diez arrancó, golpeándola con la defensa del bus en el hombro, esta dio un grito y cayó, la llanta le pasó sobre el brazo izquierdo.
Los gritos de desesperación no se hicieron esperar, la gente le reclamaba a Diez acusándolo por el atropello, mientras que este respondía que la señora “se le tiró”.
Entre tanto, el señor Amado, quien había colocado a su esposa en la acera, la abrazaba fuertemente consolándola... Ella, en “shock”, solo alcanzaba a decir “Mi hija Marilín, por favor”.
“Cálmese señora, la ambulancia ya viene”, le decían. A los pocos minutos, una ambulancia del 911 llegó en su auxilio para trasladarla a recibir atención médica.