El derroche de entusiasmo demostrado por la muchedumbre que recibió antenoche a la Selección Nacional de Fútbol, es sólo comparable a los años 80 cuando Roberto "Mano de Piedra" Durán regresaba con un nuevo título mundial de boxeo. Eran tiempos en que los panameños se volcaban a las calles para agradecerle el haber dejado a Panamá en alto. Igual sucedió el lunes, con la única diferencia de que el rojo de la marea, que más parecía un tsunami, tiñó las avenidas, y los muchachos no vinieron con una copa de campeones, pues sólo bastó con que fueran campeones en el corazón de sus compatriotas.
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