
A su negocio llegan diariamente más de 50 personas a comprar sus productos.
A su negocio llegan diariamente más de 50 personas a comprar sus productos.
A su negocio llegan diariamente más de 50 personas a comprar sus productos.
Sus empanadas son hechas con un toque especial que agrada a sus clientes.
Es muy querido por sus clientes.
La chicha es lo primero que se le acaba, por el calor que hace en el día.
Ya son constantes los clientes en su negocio.
Fotos: OMAR PINEDA
A su negocio llegan diariamente más de 50 personas a comprar sus productos.
Sus empanadas son hechas con un toque especial que agrada a sus clientes.
Es muy querido por sus clientes.
La chicha es lo primero que se le acaba, por el calor que hace en el día.
Ya son constantes los clientes en su negocio.
Fotos: OMAR PINEDA
A su negocio llegan diariamente más de 50 personas a comprar sus productos.
Sus empanadas son hechas con un toque especial que agrada a sus clientes.
Es muy querido por sus clientes.
La chicha es lo primero que se le acaba, por el calor que hace en el día.
Ya son constantes los clientes en su negocio.
Fotos: OMAR PINEDA
A su negocio llegan diariamente más de 50 personas a comprar sus productos.
Sus empanadas son hechas con un toque especial que agrada a sus clientes.
Es muy querido por sus clientes.
La chicha es lo primero que se le acaba, por el calor que hace en el día.
Ya son constantes los clientes en su negocio.
Fotos: OMAR PINEDA
A su negocio llegan diariamente más de 50 personas a comprar sus productos.
Sus empanadas son hechas con un toque especial que agrada a sus clientes.
Es muy querido por sus clientes.
La chicha es lo primero que se le acaba, por el calor que hace en el día.
Ya son constantes los clientes en su negocio.
Fotos: OMAR PINEDA
Es lo que ha logrado Ramiro Falda, un panameño, quien a pesar de ser viudo, ha tenido que educar a sus tres hijos con su pequeño negocio ambulante.
Desde muy temprano se levanta a preparar sus empanadas y chichas, que es lo que le da el sustento diario a su familia.
Como en todo negocio, Ramiro ha tenido sus altas y bajas, pues en muchas ocasiones ha asumido el aumento de los precios de los productos, pero en otras, su bolsillo no da más y no le queda otra opción que aumentarlos, lo que muchas veces provoca que sus ventas disminuyan, ya que las personas se acostumbran a los precios.
Con todas las dificultades que ha pasado, ha logrado tener una cartera de clientes que lo visitan diariamente para comprar sus deliciosas chichas y empanadas, que en su mayoría son los trabajadores de la Autoridad Nacional de Aduanas, en donde se ubica todas las mañanas para su venta, y luego se traslada a Curundú, en donde finaliza su jornada, de lunes a viernes.
Su medio de transporte es una moto, con ella lleva sus ventas a los distintos puntos, dependiendo del movimiento.
El recorrido para alcanzar el éxito es largo y difícil, por eso cada vez que Ramiro se levanta por la mañana a preparar los productos de su venta, le pide a Dios que “cuide y haga prosperar su negocio”, ya que hay días muy difíciles.
Una muestra de superación personal y profesional lo es el señor Ramiro, quien es una persona optimista, que sale todos los días alegre con la esperanza de que su venta sea buena y próspera.
“Las ventajas de ser optimista son muchas. Es común que algo que valga la pena, sea muy difícil de lograr. Eso es porque tienes muchos obstáculos por delante que debes sortear para poder llegar a tu meta”, expresó Ramiro, quien lleva más de 20 años en este negocio.