Qué hay, Joey Montana. (Foto: Carlos Castro / EPASA)
Yalena Ortíz
| DIAaDIA
Aunque no lo crean, el reconocido artista panameño Alejandro Lagrotta inició sus pinitos musicales en el coro de la Iglesia Católica de La Cabima, donde su madre lo jalaba de la oreja para que participara en las actividades.
Se sorprenden, ¿verdad?. Pues hoy en nuestro especial "Curiosidades del Chollywood" descubrirán muchos más secretos de la vida de este artista, que desde pequeño quería ser director de orquesta sinfónica.
Según nos cuenta Lagrotta, su primer recital lo realizó a los cinco años en la guardería La Alborada. Luego, participó en Festilindo a los 6 años y desde ahí inició su inquietud por la música.
Con ese tono de voz tan dulce que tiene el ahora artista nos dijo que a los 10 años, doña Angiolina, su madre, le compró su primera batería y comenzó a estudiar percusión.
Alejandro nos confesó que desde pequeño escuchaba canciones en su cabeza y aunque pensaba que estaba loco, no fue hasta los 13 años -cuando le regalaron un sintetizador- que transcribió sus pensamientos a ritmos, sin saber que estaba haciendo música.
SUS MAESTROS
Para el cantautor, su madre y padre fueron sus primeros maestros en la música. Ellos se encargaron de enseñarle las destrezas en la guitarra y el piano.
"Mi mamá es una mujer muy culta y aunque nunca nos dimos lujos, posiblemente el único que nos dimos fue el cultural. Mi mamá lee mucho, me enseñó el valor del teatro y el ballet, es una mujer increíble y, a pesar de las carencias económicas, teníamos un nivel cultural bien alto en la casa", confiesa.
Ya en la adolescencia, manifiesta Alejandro, decidió estudiar percusión, piano y guitarra en el Conservatorio, igualmente pintura, lectura rápida, francés, inglés y hasta típico. Más adelante, se especializó en arreglo y composiciónen la Escuela Contemporánea de Música, junto a Tille Valderrama. ¡Wao!.
El cuento era cada vez más interesante. Alejandro, emocionado, cuenta que en la secundaria fue el profesor Carlos Sosa el encargado de incentivar su talento, al punto que participaba en actividades culturales cada dos semanas.
"Yo debo mi carrera a mucha gente, pero Carlos Sosa fue la persona que me puso en un escenario en serio", afirma Alejandro.
El profesor fue el que lo incentivó a cantar "covers" con una banda de rock que se llamaba "Bad Luck", cuando tan solo tenía 15 años. Imagínense que eran tantas sus ganas de ser artista que Alejandro se cambiaba de ropa en la casa de algunos de los chicos de la banda y entraba en las discotecas más pegadas de los 90's con el peligro que se lo llevaran preso. "Yo no me arrepiento, esa época era de mucha felicidad, cantaba por cinco dólares y quedaba ronco. Cantaba tres veces en la noche y me dormía en la escuela, gracias a Dios tenía buenas calificaciones", expresó.
Esta fue la vida, por cinco años, de nuestro entrevistado.
Luego inició otro camino. Estudió en la Universidad de Panamá. "Fui de esos muchachos que comenzaba una carrera y terminaba en otra. Estudié primero Medicina, después Psicología, luego Mercadeo, y no me gustó; pero la música era una constante", afirma.
Al final, Alejandro terminó la carrera de Ingeniería en Sistemas, que ejerció por algún tiempo, pero tenía un vacío que lo hacía infeliz.
UN SOLO SEñOR
"Pienso que uno no puede servir a dos señores a la vez y cuando vas a hacer una cosa hazla bien", aclara.
Al parecer, su carrera como ingeniero en computación no llenaba su vida y no fue hasta que empezó a grabar "jingles" comerciales y que incursionó en el teatro profesional, hace siete años, cuando tomó un poquito de oxígeno y se pudo dar cuenta que la vida no era solo estar encerrado frente a una computadora.
El éxito acompañó al artista, pues llegó el momento en que el 90% de los jingles que se pasaban en Panamá eran hechos por él, lo que ayudó en gran manera a su economía y a ver a la música como un negocio y no como un "hobby".
ENTRE EXITOS Y DECEPCIONES
Aún con tres trabajos: como ingeniero en sistemas, haciendo jingles y tocando en los bares de la localidad, Alejandro continuaba escribiendo canciones. Pero no fue hasta que le envió 14 de sus temas a los hermanos Gaitanes en Miami, cuando se dio cuenta de su talento.
"Me pidieron 13 de las canciones para los artistas que estaban produciendo en ese tiempo y me hice la pregunta ¿si a estos manes les gusta tanto las canciones, por qué no las grabo? y me tiré de loco, perdiendo la oportunidad de hacer ese "business", junto con Ricardo Ramírez en el 2002, donde encontramos canciones como "El beso helado", "Quédate" y "El tiempo va volando", entre otros.
Después de esto, Alejandro renunció a su trabajo. Aunque no lo crean, al principio sus canciones estaban pegadas en la radio, pero dormía en su carro. Aunque no tenía comida en su estómago, tenía fe en lo más profundo de su corazón y fueron muchas las veces que se arrepintió de haber escogido la música como carrera. "Uno no debe temerle a la duda, sino a las decisiones que tomamos ante esa duda. Yo debo darme la oportunidad de ver hasta dónde me puede llevar esto, porque fue la carrera que escogí", dijo inspirado.
Lo más increíble que nos contó es que llegaba a las emisoras y se colocaba tras el Dj por hasta ocho horas para que le colocaran sus temas. "Le agradezco a los Dj que agarraron los temas de un tipo que no conocían", dijo.
Bueno, así se pegó "El beso Helado", sin pensar que iba a ser un "hit". "Yo hago música porque eso es lo que me manda Dios y listo. Si la vida me quiere recompensar por eso, yo tengo mis cuentas y tengo que pagarlas", asegura.
SU NUEVO AMOR
Aunque no reveló el nombre de su amada, sí dejó claro que está pasando por un momento amoroso muy bueno. "Tengo pareja y estoy agradecido con la vida por tener una persona maravillosa, pues como artista necesito una persona que me aterrice, que me haga entrar en la realidad y me ayude a mantener fiel en lo que creo", afirma.
Alejandro es creyente de que un hombre es el producto de la mujer que tiene a su lado, pues el apoyo de la pareja es esencial, debido a que el amor no es solo besitos y cariño, sino también acompañamiento. ¡Bien dicho!
Aunque no nos dijo mucho, lo que sí mencionó de su pareja es que la saca a comer, la lleva al cine, juega dominó y de vez en cuando, alquilan películas y las ven juntos con los amigos. ¡Coqueto!.
LA BASE DE SU VIDA
Alejandro es el primero de siete hermanos, hijo de Angiolina Laberne y Rocke Lagrotta. Sus hermanos son: Rocke, Giovana, Natividad, Querube, Itzel y María Gabriela.
"Mi familia es la base de mi vida. A veces por la novia o por los compromisos la descuidamos, pero para la bajada es lo único que tú tienes, porque es el único lugar que a la gente no le interesa, si estás pega'o o no", manifiesta.
"Mi mamá me hace mi sancocho, igual si tengo un centavo o un millón de dólares en el banco, y esa es realidad que yo quiero mantener y la realidad que quiero para la familia que voy a formar", nos dijo. ¡Excelente reflexión!.
EL CIELO DE UNA ESTRELLA
"Levántate" es la segunda producción de Alejandro con la que espera lograr un nuevo éxito.
"Levántate" es como mi despertar, después de mis años de ausencia. He pasado por tiempos difíciles, ya que la fama y el beneficio económico no solo llevan a cosas buenas, sino que llevan a cosas malas. De las que pude experimentar es que la gente con la que empecé a trabajar me veía como un billete de a dólar y hubo gente que me robó dinero, y me hizo fraude y pasé momentos muy malos, porque yo tenía mi inocencia musical, porque yo soy artista y pensé que todo el mundo es bueno y que te quiere ayudar y no es así. Algunos ven en la música la manera más fácil de hacer billete y es mentira, es un trabajo que en la medida que te esfuerces vas a ver el resultado. Pero esto no es magia, la gente te va a premiar por lo bueno que eres", aclara.
El primer disco es una fusión de rock y pop con raíces panameñas, mientras que la segunda producción es más urbana y las raíces están en la letra de las canciones y en la forma en las que se canta, explicó.
"Si Dios me ayuda, este va a ser el primer disco internacional, aunque en Panamá me falta mucho por hacer, porque cuando el "man" que vende raspa'o sepa quién es Alejandro Lagrotta, entonces me puedo ir para Japón", asegura.
"Ese ha sido un error que hemos cometido muchos artistas, no tenerle fe a su país porque aquí en Panamá hay cosas que hacer. Pero mi prioridad es poder terminar y concretar el trabajo que no pude hacer con el primer disco".
DATOS PARA NO OLVIDAR
Mi ambición más grande es que cuando yo me muera y esté al frente con papá Dios y me pregunte qué hice, yo le responda yo no tengo que decirte nada, allá hay cualquier cantidad de personas que te puedan decir qué yo hago".
Nació un 5 de diciembre de 1975 y tiene 32 años cumplidos.
Estudió karate, juega baloncesto cuando puede. Le gusta dibujar, leer bastante, en especial a Gabriel García Márquez y libros de filosofía oriental.
Alejandro es malo para los colores. Me gusta vestirme cómodo, y como soy un caminante de la vida, prefiero las zapatillas y los jeans. "Me gustan las películas de intriga, que lo obliguen a pensar como Science, La niña del lago, y, me encanta Bob Bonny, porque yo soy así".