Un alemán de 30 años consiguió el reconocimiento de las autoridades de Arnsberg, donde reside, a su derecho de figurar en la foto de su pasaporte sacando la lengua. Las autoridades habían denegado originalmente la insólita foto presentada por el ciudadano para el nuevo pasaporte. Pero después de analizar las normas jurídicas vigentes al respecto, no tuvieron más remedio que extender el documento.
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