Elemento clave en el traje típico. (Foto: Alejandro Méndez / EPASA)
Marcia Tuñón
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El Mercado Nacional de Artesanías, ubicado en Panamá Viejo, es una muestra del apoyo al movimiento artesanal en Panamá. En esta feria cultural, se puede conocer el trabajo manual de diferentes grupos étnicos, lo que nos permite apreciar la variedad de su cultura.
La señora Casilda Serrano es una ngöbe buglé que abrió las puertas de su local para mostrar uno de los elementos más significativos en el traje típico, la chácara, conocida también como cebadera.
No se sabe con exactitud quién fue la primera persona que hizo una cebadera, pero sí se puede decir que es un producto auténtico de los indígenas.
CLASES
Hay dos modelos de chácara: la cuadrada y la ovalada. La segunda es la original, pues es la más usada por la gente, sobre todo, por los campesinos que la utilizan para cargar sus herramientas de trabajo.
CONFECCION
Se pueden encontrar de diferentes colores y tamaños.
La materia prima para elaborar este artículo, que es utilizado por las mujeres y hombres de esta etnia, campesinos y muchos turistas, se extrae de una planta llamada pita, que es común en las montañas indígenas, en las provincias de Bocas del Toro y Chiriquí.
Los ngobe buglé le quitan a la palma de pita el borde, que está cubierto de filosas espinas, y le sacan la pulpa raspándola con utensilios de bambú.
La Señora Casilda nos explicó que el proceso es largo, pero sencillo. Después de que tienen la pulpa, limpian la fibra que ha quedado de un color verde y continúan la extracción de los hilos.
Luego, el próximo paso es colocarla al sereno por espacio de 30 días o más, hasta que la pulpa seque. Cuando toma un color amarillento, la fibra está lista para utilizar.
Después, hacen la hebra de hilo, que se puede pintar de varios colores para darle mayor vistosidad a los bolsos.
Para ello, usan diferentes elementos de origen natural que ponen el tinte al hilo, entre los que están las raíces, frutas, el azafrán, el achiote, las hierbas y otras plantas, que desprenden un color particular y que también obtienen de las montañas.
Hoy día, en las áreas urbanas, las tejen con hilos comprados en el comercio local, pero imitando los diseños y colores de las originales.
Con el paso del tiempo, la chácara ha ido perdiendo valor; sin embargo, para los campesinos seguirá siendo la cartera del pueblo.